domingo, 6 de noviembre de 2011

HIMNOS PARA RECORDAR...



DULCE COMUNIÓN
Autor: Elisha Albright Hoffman (1839–1929)
Traducción: Pedro Grado


Una tarde de 1887, A. J. Showalter, maestro de música, despachó a su clase y regresó a su casona en Hartsville, Alabama. Allí encontró cartas de dos estudiantes anteriores, cada uno con una historia similar. Ambos habían perdido a sus esposas y las dos esposas habían fallecido el mismo día. Showalter comenzó a escribir cartas de condolencia. La escritura que vino a su mente fue de Deuteronomio, donde se nos promete el sostén de los «brazos eternos» de Dios. Entonces escribió una tercera carta a Elisha Hoffman, un escritor de himnos de Pennsylvania. Le sugirió escribir un himno sobre ese tema. Le incluyó sugerencias de cómo parafrasear el coro. Hoffman respondió rápidamente con tres estrofas y Showalter suplió la música.

Con los brazos de Dios bajo nosotros y rodeados por su amor podemos encontrar fuerza aun en las situaciones más tristes de la vida. Esto no significa que negamos las emociones de cada momento. Cuando un ser amado fallece el luto es normal, pero sabemos que todavía Dios está en control. Él no nos abandona y eso nos mantiene en la carrera.

Pasajes Bíblicos relacionados:
1 Juan 1:3
Gálatas 5:1


HIMNO

¡Dulce comunión la que gozo ya
En los brazos de mi Salvador!
¡Qué gran bendición en Su paz me da!
¡Oh! yo siento en mí Su tierno amor.

Coro:
Libre, salvo, del pecado y del temor,
Libre, salvo, en los brazos de mi Salvador.

¡Cuán dulce es vivir, cuán dulce es gozar
En los brazos de mi Salvador!
Allí quiero ir y con El morar,
Siendo objeto de Su tierno amor.

Libre, salvo, del pecado y del temor,
Libre, salvo, en los brazos de mi Salvador.

No hay que temer, ni que desconfiar,
En los brazos de mi Salvador.
Por Su gran poder El me guardará
De los lazos del engañador.

Libre, salvo, del pecado y del temor,
Libre, salvo, en los brazos de mi Salvador.


Partitura:
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