martes, 21 de febrero de 2012

REFLEXIÓN DE LA SEMANA

Creyeron


   Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo. Éxodo 14:31.

   El día que Jaime se unió al grupo de Alcohólicos Anónimos, todas las miradas se concentraron en él: alto, delgado, de cabello abundantey corto, emblanquecido prematuramente, vestía con esmero. Tenía un porte que lo destacaba de inmediato.

    Con voz calma, pero segura y firme, se presentó: empresario de éxito, sólida situación económica, viudo, dos pequeñas hijas.

    Tenía todo lo que, aparen­temente, se necesita para ser feliz. Pero, su vida había perdido sentido. Estaba en el grupo después de un intento fracasado de suicidio. Y contó que, después de la muerte de su esposa, se había refugiado en el alcohol, con idea de esconderse de su dolor.

    Lo que impresionaba, en la experiencia de Jaime, era que él jamás había creído en Dios; todo lo que había alcanzado en la vida lo había hecho gracias a su espíritu emprendedor y a su trabajo incansable. Pero, ahora se encontraba en una situación sin salida. Reconocía que era un pobre alcohólico, y que no podía liberase del vicio por sus propias fuerzas.

   Una de sus pequeñas hijas había sido sanada milagrosamente de leucemia, y ese hecho lo llevó a reconocer la existencia y el poder transformador de Dios; había entregado su vida al Señor. Pero, ahora necesitaba de un programa de rehabilitación para librarse del vicio.

    Hay muchas personas que, como Jaime, solo entregan la vida a Dios des­pués de una gran manifestación del poder divino. Ese fue el caso de Israel: sus dudas y sus quejas acabaron al presenciar el acto prodigioso, a través del cual el Señor los libró de las manos de los egipcios, en el Mar Rojo. No les quedó otra alternativa, sino creer en el poder libertador de Dios.

   ¿Crees en Jesús? ¿Crees en él porque presenciaste sus grandiosos hechos? ¿O eres capaz de creer, simplemente, por su amor maravilloso? Es admirable la manera como el ser humano cree en otro ser humano.

   Cuántas víctimas de engaños y estafas existen solo porque depositaron su confianza en prome­sas humanas, palabras bonitas que vendían ilusiones; pero no son capaces de creer en el Señor Jesús.

    Haz de este un día de fe. Cree en Jesús de todo tu corazón aunque, aparentemente, no tengas motivos para hacerlo. Cree, simplemente. Pero, prepárate para ver los grandes hechos prodigiosos que él es capaz de hacer en tu vida. Y recuerda: “Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo”.

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